─ ¿Qué tal la sesión de fotos de esta tarde? ─ pregunta la madre a su hija que tiene el sueño de ser top model, influencer, it girl o lo que sea que mola ser ahora.
─ ¡Superbien, mamuchi! He trabajado con una rubia muy expresiva. Teníamos que vender un poco de lechuga y una rodaja de naranja. El fotógrafo nos decía todo el rato “dámelo todo, nena.” Eso me ha motivado un montón. Me he dicho: “¡Si! ¡Uuuuuhhh, uhhhh, uuuhhhh! Hagamos la mejor foto de la historia de la publicidad.” Y para que saliera una pose interesante me he acordado de la cara que le pongo al Jonathan cuando le digo que le voy a comer t’ó lo gordo. Creo que ha quedado una sesión tó guapa, mira:
Eso viene a que haciendo una infografía con el muy apañado a la par que aséptico Canva, busqué “healthy food” y me salió esta foto de arriba. No puedo mirarla sin descojonarme. Y sin sentir unas ganas tremendas de dibujar pollas encima de la lechuga y de la naranja. Para que haya cierta coherencia entre las caras de las mozas y el objeto a introducirse en la boca.
La foto es un despropósito tan grande que da mucha risa. Vaya que nos vendan que comer algún chocolate o yogur griego te vaya a provocar más orgasmos que si fueras tu el plato… ¿pero estás caras con la lechuga? Inconcebible.